31/3/10

Si te vas...



- ¿Qué, si me voy?


- Que no quiero que me des un beso. Y que me quedaré en la ventana mirando como subes al coche, ya lo sabes. Ah, y…


Que no quiero que dejes nada tuyo por aquí, solo eso. Así que esmérate en recoger cada una de tus cosas, porque no quiero tener que ir al cuarto de baño y ver tu cepillo de dientes junto al mío en el bote. No quiero oler tu perfume al abrir el armarito sobre el lavabo, o “confundirme” de desodorante y acabar embriagándome con el tuyo pegado a la nariz como siempre hago. No quiero tropezarme con el tubo de tu gomina entre mis potingues, ni con tu máquina de afeitar entre mis aparejos varios. No quiero ver tu pijama a los pies de mi cama ni tus zapatillas debajo de ella. No quiero ver alguna de tus camisas colgada por ahí, ni siquiera en el tendedero, el cesto de la ropa sucia o en el mueble de la ropa por planchar. No quiero ver el cargador de tu móvil o el de tu portátil enchufados en mi cuartito de despacho, no, ni tampoco alguna de tus carpetas, tarjetas de visita o agendas sobre el escritorio. Por no querer, no quiero ver ni siquiera una sola colilla de tu marca de tabaco en alguno de tantos ceniceros, o latas de tu marca de cerveza en la nevera. Y tampoco quiero… lavar hoy las sábanas porque están aún impregnadas de tu olor, de ti. Ni tus toallas. No quiero ventilar ni poner en marcha los cientos de ambientadores repartidos por toda la casa para que no se lleven tu perfume, y de tanto que me duele, quisiera que se quedara por siempre impregnado en mis cuatro paredes si vas a marcharte. Porque si lo vas a hacer en realidad, hoy no correré detrás de ti a intentar detenerte o impedir que lo hagas. No iré tampoco a acompañarte hasta la puerta, solamente daré dos vueltas a la llave en cuanto hayas salido para cerrarla. No, no voy a hacer nada de eso. Porque… ¿sabes? Aunque no me gusta que te vayas… me gusta ver cómo te vas. No voy a preguntarte si vas a volver. Porque no quiero respuestas ni tampoco más preguntas sin ellas. Y lo que tenga que ser, entonces será. Si has de volver, me enteraré, y si no lo haces pues… será porque así ha tenido que ser. Sin más vueltas, no hace falta ninguna más. No llegados a este punto. Solamente hace falta que recojas bien todo lo que he dicho… y que vuelvas. Pronto. Yo… seguiré mirando por la ventana a cada rato.